En líneas generales podemos afirmar que el envejecimiento externo se caracteriza por una menor capacidad de regeneración de los tejidos. Así, por ejemplo, a medida que cumplimos años nuestra capacidad para curar una herida se ralentiza. A esto hay que añadirle factores ambientales como el sol, el viento, el frío o la contaminación, que aceleran el envejecimiento.
Normalmente los signos del envejecimiento cutáneo son los siguientes:
Arrugas y líneas de expresión: Además del efecto directo de los factores externos sobre nuestra piel, la gesticulación es fundamental en la aparición de las arrugas, por eso éstas son más notorias alrededor de la boca y los ojos, que son las partes de nuestro rostro con las que más transmitimos nuestras emociones.