martes, 7 de febrero de 2012

Regálese un masaje

Los masajes fuente de salud:


Durante mucho tiempo ha estado considerado más lujo que terapia. Sin embargo, la ciencia empieza a categorizar con datos de calado la utilidad del masaje para mejorar la salud de aquellos que se tratan con él. Todos los actos médicos que se realicen con fármacos, bisturíes, rayos, agujas o hierbas -llamadas medicinales- pueden y deben escrutarse bajo un prisma científico. Es la única forma de evaluar su utilidad real. La medicina llamada alternativa –que hay que rebautizar como complementaria- también debe pasar por el tamiz de las pruebas científicas.


Hace tan sólo un par de días se ha publicado un elegante estudio (en una revista del prestigio de 'Science Translational') sobre los cambios moleculares que producen los masaje en los atletas después de que estos hayan realizado un ejercicio intenso. No es una investigación extensa, en cuanto a participantes, pero sí es un experimento de calado.

Y lo es por su metodología. Es la primera vez que se analiza el comportamiento molecular de los masajes en el músculo haciendo biopsias de los participantes y –también- analizando la expresión de los genes de estos músculos antes y después del tratamiento. Los datos son tajantes: el masaje –cuando se lleva a cabo de forma estructurada- modifica el metabolismo muscular disminuyendo la producción de sustancias inflamatorias.

Se ha abierto, por tanto, un camino científico de máximo nivel con el que categorizar la bondad biológica de los masajes. Porque hay que ir más allá de datos subjetivos (el que a mí me va bien que se usa con frecuencia). Habrá que investigar todavía más para saber hasta dónde llega la respuesta del organismo a este tipo de técnicas. Voces autorizadas creen que hay que profundizar en los estudios para ver si su uso frecuente ayuda a modular la inflamación y si tiene propiedades que interfieran –y para bien- en el envejecimiento celular.

Mientras esto sucede, regálese un masaje aunque sea sólo de vez en cuando. Mal no le hace, esté seguro.

Fuente: EL MUNDO - J.L. de la Serna. | J. Beneytez | Madrid
Actualizado lunes 06/02/2012 10:28 horas

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